Creer en ti, el principio de un gran final

Todo lo que las personas somos capaces de hacer, todas las cosas que hemos creado en este mundo tienen dos aspectos, uno conceptual y otro táctico. El aspecto conceptual está formado por nuestras ideas y son la base teórica para su desarrollo o creación y el aspecto táctico lo forma todo aquello que hacemos para la puesta en marcha de dichas ideas.

En el aspecto conceptual intervienen nuestras creencias, que son la base sobre la que construimos todos nuestros proyectos y determinan las actitudes que vamos a tomar en cada uno de los casos ante la vida, ante los demás y ante nosotros mismos.

De todos es conocido que, si alguien cree verdaderamente que puede hacer algo, lo hará, pues su motivación será muy alta, su actitud mental será mucho más positiva y, por tanto, su conducta será la adecuada para conseguirlo, y si cree que es imposible hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea, logrará hacerle cambiar de actitud y convencerlo de que se puede realizar.

Creencias tales como "ya es demasiado tarde", "de todos modos no puedo hacer nada" o, “esto no es para mí”, influyen en nuestra actitud limitando el aprovechamiento de todos y cada una de nuestros recursos y capacidades y por tanto condicionan la manera de enfrentamos ante cualquier proyecto o reto.

Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos potenciadores de nuestras capacidades, pero también tenemos creencias que nos limitan y bloquean.

Son estas últimas, las creencias limitantes, las que nos impiden tomar la iniciativa y emprender la acción para anticiparnos a los acontecimientos y generar las oportunidades que necesitamos, nos hacen ser “seres reactivos” esperando a que las cosas sucedan, que sean otros los que cambien el escenario y arreglen nuestros problemas.

Lo que creemos acerca de nosotros, de nuestras capacidades y de lo que es o no posible en nuestro mundo, condiciona directamente nuestros objetivos y por lo tanto determina nuestro futuro.

Para llegar a ser personas altamente proactivas y conseguir el éxito en nuestra vida, necesitamos adquirir las técnicas para el desarrollo de una actitud mental positiva, empezando por utilizar la pregunta ¿cómo puedo yo? en vez de… ¿por qué a mí?

En el mundo de las ventas frecuentemente sucede lo mismo, muchos vendedores se pasan el día esperando a que el cliente entre por la puerta, les llame por teléfono o tome la decisión de firmar el contrato, otros en cambio toman la iniciativa, no esperan a que les llame el cliente, salen a buscarlo y son capaces de presentarle los beneficios esperados por él, y de este modo cerrar la venta.

Gestión Comercial Positiva, prepara al vendedor a mantener una actitud mental adecuada a cada circunstancia, a entender y hacerse entender con el cliente, a buscar y encontrar la “buena suerte” necesaria para el éxito en su profesión, ayudándole a valorar que lo trascendente no es lo que nos sucede en la vida, sino la interpretación que nuestro cerebro hace de ello y por tanto de cómo nos afecta y condiciona.

Somos los hacedores de nuestro destino.

Juanjo García

Director de producción de AEC Formación