La transición energética desde la sostenibilidad y las energías renovables
Los conceptos transición energética y sostenibilidad están íntimamente ligados y son vitales para el futuro del sector e
Publicado el jueves, 19 de abril de 2018 a las 13:42
La base de ambos conceptos está en una mayor participación de la electricidad procedente de las energías renovables. Esto, acompañado de otros criterios para la eficiencia energética, dibuja un horizonte en el que la sostenibilidad energética será posible, y necesaria, en el devenir de nuestro planeta.
Ante esa necesidad, muchos expertos, asociaciones, plataformas y ONG’s se apresuran a darnos datos y más datos sobre la necesidad de adoptar soluciones encaminadas a alcanzar un consumo más responsable por parte de la ciudadanía. Pero también a adoptar políticas responsables por parte de las autoridades. Y en este caso, el fomento y la promoción de las energías renovables resulta crucial.
De esta manera, diversos estudios como el publicado por la consultora noruega DNV GL, establece que el consumo de energía aumentará, tan solo, un 7% en 2050. Datos y más datos e incentivos para animar a consumidores, Pymes, industrias o autónomos a contribuir a los objetivos de sostenibilidad energética que estén en nuestras manos. Como el que establece ‘La Hora del Planeta’, una iniciativa de WWF para luchar contra el cambio climático.
Además, parece que, en todos los ámbitos, se fija una fecha límite para revertir la situación preocupante sobre la sostenibilidad energética y el respeto medioambiental y la incidencia de las fuentes energéticas en el global del planeta. Esa fecha es, como seguramente te suene, el año 2050.
¿Es posible la sostenibilidad energética?
El estudio “Perspectivas de transición energética: inversión necesaria para un sistema energético bajo en carbono“, de Funseam (Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental ) establece una serie de conclusiones respecto a cuestiones clave en el proceso de transición energética. Y, en todos los casos, se establece el año 2050 como horizonte para ver en qué punto nos encontramos. Digamos que es la fecha del examen que determinará nuestro futuro como planeta.
Estudios como el anteriormente citado analizan la evolución y alcance de las inversiones globales en tecnologías de bajo carbono, tanto en la generación como en el consumo de energía. Y como su aplicación puede facilitar la transición energética de una manera rentable. O lo que es lo mismo, que contente a multinacionales, empresas, autoridades y consumidores. Difícil si no hay voluntad y todos estos actores ceden una parte de su beneficio. Todos van a protestar. Pero el planeta también. De hecho, ya ha empezado a hacerlo.
Datos para el análisis de la transición energética
Algunos datos positivos extraídos de todos estos estudios apuntan a una reducción del aumento del consumo de energía. Esto equivale a decir que el consumo energético solo aumentará un 7% en 2050. Una cifra nada despreciable si tenemos en cuanta el crecimiento demográfico imparable y exponencial que sufre el planeta. Y será así gracias a políticas de eficiencia energética y la consolidación de las renovables como fuentes de energía.
Algunos datos históricos que permiten fundamentar estas afirmaciones se basan en que, históricamente, el crecimiento de la energía mundial va paralelo al aumento de la población mundial. Pero también al crecimiento económico. Sin embargo, las previsiones apuntan a que esto cambiará en los próximos treinta años. El uso de la energía global alcanzará su punto máximo en la próxima década y luego disminuirá radicalmente.
La razón se debe a la aceleración de la eficiencia energética a escala global y a una mayor participación de la electricidad con origen en fuentes renovables.
Según estas previsiones, el consumo global de energía puede estabilizarse para el año 2030. Después se prevé desaceleración paulatina. Como decíamos antes, se calculan un aumento del consumo de energía de tan solo un 7% en el año 2050. Una cifra insignificante comparada con el crecimiento en los últimos años.
Así, para este año 2050, el 85% de la producción de energía provendrá de energías renovables. Estas previsiones apuntan a que, de entre todas las energías renovables, la fotovoltáica será la más extendida con un tercio de participación. Tras ella, la energía eólica cobrará especial relevancia. Finalmente, tanto carbón como petróleo disminuirán sus cuotas como fuentes energéticas. Datos que parecen reforzar la idea que una sostenibilidad energética si es posible.
Transición energética en España
Las fuentes de energía renovables en España, en 2017, supusieron el 33,7% del total, según establece Red Eléctrica de España. Esto implica que uno de cada tres kilovatios provienen de fuentes renovables y limpias. Pero lo mejor es que estas cifras aumentarán durante la próxima década. Datos para el optimismo, sin duda.
La sostenibilidad medioambiental es un impulso para la aplicación de nuevas fórmulas de eficiencia energética basada en recursos renovables y no contaminantes. Implica, además, nuevos valores para nuevas políticas en las empresas. Son síntomas de responsabilidad y cada vez se posicionan como más relevantes en la opinión de los clientes y la sociedad en general. Permiten potenciar la imagen de marca Y esto viene dado, por ejemplo, con el consumo de energías ecoeficientes.
A nivel europeo, esta percepción se refuerza por datos significativos. Uno de los últimos Eurobarómetros realizado por la Unión Europea señala que el 93% de las pymes europeas adoptan medidas para la eficiencia energética. Aunque cómo apuntábamos recientemente, más del 80% de las pequeñas y medianas empresas españolas todavía no han implantado soluciones de eficiencia energética. Y ello pese a que estas soluciones no solo afectan a su carácter de sostenibilidad energética. También implican un ahorro significativo en sus facturas. Como apuntan varios informes, una empresa media puede ahorrar hasta a un 30% en su factura eléctrica.
En esta línea se manifiesta la Agencia Internacional de la Energía (IEA), que determina que mediante prácticas de eficiencia energética, las pequeñas y medianas empresas podrían reducir sus consumos de energía entorno al ya citado 30%. Esto supone un claro impulso hacia la sostenibilidad, pero también hacia la rentabilidad empresarial.
Esto es así porque mediante políticas de ahorro en el consumo energético, las empresas ahorran costes que pueden invertir en otros recursos que las hagan más productivas. En palabras de responsables de la IEA “La eficiencia energética puede suponer un gran impulso al crecimiento de las empresas, por ejemplo mejorando su productividad o la calidad de sus productos”. Y como decimos, todos debemos ser parte activa de esta transformación, de esta transición energética.